10.4.10

Nostalgias en una taza de te

Revolviendo cajones de no hace tantos años atras, salen a relucir ideas pasadas que infieren en el presente. Viejos bosquejos de lo que quise ser contrastado con lo que estoy siendo y lo que quiero ser. Así, decidiendo luego de una avalancha de recuerdos y frustraciones, aparecen viejos textos que nacieron en alguna clase que presencié fisicamente, pero sin mi plena atención evidentemente.

Es todo una fachada, es la tapa de cuero de un libro de jardín.

Es todo lo que quise aparentar y nunca fui. Era toda la utopía en la que simulaba ser feliz.

Sin embargo era todo tan fragil, tan quebrantable, casi como pidiendo una excusa para poder despertar y levantarse de un salto y escapándosele un grio de "Hola!", "Hola, aquí estoy!" y uno lo podría interpretar como un "hola! Me acabo de despertar pero estoy listo para vivir esta vida real".

Solo que no es tan feliz, uno no depierta y grita hola!. Era fragil, lo admito. Me refiero a esa capa que te aisla de la realidad. Pero la fragialidad es adrede. Lo único que quería era que alguien me notara y tuviese la suficiente convicción y coraje para destruir la testaruda coraza.

mi viejo banco

Uno está cansado, llega a clase pero decide no entrar. No al menos enseguida. Decido que el parque, que está a dos cuadras, es mejor mentor para el cuerpo fatigado. El viejo banco de madera al que le siguen demorando su jubilación sigue animoso esperandome en el oriente del pequeño mundo verde aunque me grita cada vez que me siento. Nunca supe si de alegría o dolor. La edad no viene sola y al viejo banco le agarró la artritis.

9.4.10

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Why do i talk to you,
if I know i will hurt you again.
Why did you forgive me,
if you know i can't change myself.

lluvia.

Y es tan absurdo ver a la gente intentando escapar de la lluvia. Con frenético ímpetu que da lástima. Intentan encoger sus estirados cuellos creyendo; y creer es un verbo importante, que se resguardarían del agua.

Para mucha gente de ciudad la lluvia no trae sino connotaciones negativas. Salidas postergadas, goteras sin tapar, inundaciones, desbordes del sistema pluvial. Pero la madre naturaleza no sabe de diversión, o al menos no del tipo que se arruinan por un poco de agua. No, ella no sabe de casas, no sabe. No, no sabe de ciudades, no sabe. No sabe de desagues, No. No, de paraguas no sabe. Por otra parte, ella si sabe que de su lluvia brota la vida, crea esperanzas, llena de ilusiones, apaga odios, genera paz.

Todo esto él lo hubiera podido pensar, por que él disfrutaba de estos pensamientos, por que él era como un personaje de un libro que supo leer y releer hasta conocer, o inclusive imaginar la vida de cada personaje de esta historia. Por que él era un romántico.

Él lo pensó. En realidad lo recordó cuando vio a una señora mayor, con aires de francia amarga que se le calaba en los ojos los cuales denotaban la joven ilusión que no supo apagar, pero cuyo cuerpo y disfraz intentaban con mucho rouge y falso rubor decir lo contrario. Se ayudaba ademas de una piel sintética que se encontró sorprendida por la lluvia que sucedía. Él lo recordó cuando esta mujer a tres cuadras de su casa la vio lidiando con un paraguas prácticamente estropeado y lanzando agravios que se perdían en el zumbido monótono de la lluvia. Pero fue sólo eso: un recuerdo fugaz. El sufría de cicuta, como a el le gustaba decir. Recordemos que era un romántico, y la idea del suicidio para él no era mas que una afirmación de los sentimientos, de los valores y sus creencias, de dejar hasta la propia vida por un ideal, defendiendo contra la plebe ignorante. El suicidio mediante cicuta, era su forma casi mitólogica para referirse a sus problemas de amor.

Ella sufría por que no tenía a nadie. El sufría por que quería a otra. Ella sufría por que sólo lo tenía a el. El lo sabía y por eso salió a caminar.

No estaba lloviendo cuando apenas salió, pero no le disgustó cuando comenzó a sentir las primeras gotas en su cara. De hecho, lo había disfrutado, había sentido el agua y se sintió vivio. Era su cable a tierras, su forma de asegurarse que tenía sentimientos. Cada tanto le vuelve el miedo de no conocer si podía sentir. Claro, el era un romántico, pero solo porque sabía qué era un romantico y lo que implicaba. El no sabía qué debía sentir un romántico, pero esto sólo lo utilizaba para engañar a los que se dejaba conocer y, mas importante aún, para engañarse a si mismo, para reconocerse como un sentimentalista. Algo similar al rubor en la mujer del paraguas.

(...)

18.11.09

La intangibilidad cotidiana

Convoco al movimiento por un mundo en donde entendamos que lo etéreo es quizá más importante que lo tangible.

aclaración: etéreo incluye bits de datos.



Quien sabe. Por ahí todavía existen lectores fugaces.

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Te juro, me arrodillo y te juro; me pesa el alma al jurarte y no puedo mantener mi dignidad al pensarlo. Te juro que quiero, que se me ocurren mil cosas para decirte, que paso horas en el colectivo pensando en vos, en mi promesa. Te juro que quiero, pero no puedo. No te encuentro. Se que te perdi y no puedo reconocerlo.

Te vuelvo a jurar, no quise abandonarte. No quise que la historia haya seguido sin haber yo actuado.

Te quise escribir sobre las enseñanzas de la administración, te quise educar sobre las ideas sociales, quise que te indignaras conmigo por las inmundicias que veo todos los días. Quise llevarte de paseo en los cuentos de Asimov, y que me entiendas cuando hablo de desesperación, de rutina, de Dylan, de Maquiavelo, de Dostoievsky, de Kundera, de Revolución, de inmundicia, de excentricidad, de cinismo, de lógica, de Thelonius, de The Beatles, de mi.

Quise, pero te juro que quise. Perdon. Voy a seguir queriendo, y volvere a jurarte que quise.

Espero no tener que hacerlo. Te añoro, bendita pieza de nada.

13.11.08

mi lealtad a vos, mi lord.

La elección de un nuevo mandatario no debería efectuarse por una base ideológica, quizá más bien por la convicción de uno en que tan reacio será al ser manejado por los señores titereteros.

16.10.08

Stone Temple Pilots. - ALUCINANTE.

De los mejores shows del año; excelente sonido, excelente performance, excelente guitarra, excelente bajo, excelente Weiland, excelente la voz de Weiland, excelente audio, excelente noche, excelente clima, excelentes temas, excelente Creep, excelente Crackerman.






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vic.
simple.

4.9.08

if you cant keep it quiet...

It's unacceptable to think that there's any kind of comparison between the behavior of the United States of America and the action of Islamic extremists who kill innocent women and children to achieve an objective.
--George W. Bush

6.8.08

un día sin día. (ni noche).

La melodia de la rutina suena a eso, a rutina. Una monótona repetición bicromática de accidentes que giran en torno a uno, en donde ese uno pareciera estar pasiblemente condenado a revivir sus acontecimientos diarios, perfeccionando cada día para corroborar y confirmar que su vida gira en torno a la rutina y no la rutina a él.

Una compleja sistematización de la utilidad humana para convertirse por sí misma en la voluntad misma, la necesidad diaria, conditio sine qua non vitae. La personalidad de la sociedad confiesa una inexpresiva y temerífica vocación a la conformidad, una reluctancia a la ponderación de las cuestiones básicas.

La melodía inequívoca cotidiana se vuelve cada vez más insonora ante el oído human; tal es su atenuación que resulta en un ínfimo zumbido con el pasar de los años, como una música de fondo que esporádicamente se expresa y nos embriaga de su vacío cuando súbitamente percibimos su falta de presencia (no su ausencia).

24.6.08

new entry.

lucho conmigo para no rellenar esto con extractos de textos de mi agrado.

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creo que me estoy volviendo inhumanamente interesado en la politica.

Vamos BINNER ! !

(?)

5.9.07

I’ll huff and I’ll puff and then I’ll blow your house up !

- Puedo tocar el aire.

- Estas loco

== Lo se, pero elijo serlo.

=== Soplò el viento y se lo llevo.

7.8.07

Relato de nada, con mucho de ese no se que.

Que lo parió, hubiera dicho un negro si hubiera escuchado que la nada ya no es meramente nada, sino que tomó forma de algo.

No es para menos, si ahora uno puede materializar esas respuestas sin sentido que formulan casi como una receta médica (esa que uno no cuestiona porque no sabe de que Mendieta está uno hablando).

"Como estás, Marcelo? Qué se cuenta?"
"nada".

Antes, al menos yo, me quedaba con un aire a nada, a que el buen Marcelo asesinó fría e impávidamente la conversación con un mortífero "nada". Imagínese que uno viene con todo ese calor amistoso, decidido a brindar conversación y de acompañarse mutuamente en esta vida de pavimentos; y de repente tu ímpetu se ve transformada en esa colilla de cigarro de fumador ambicioso, consumido hasta quemarse el filtro, para luego ser pisoteado por unas suelas de goma laca. Así me sentía yo cuando me nombraban a la nada, a la no existencia.

No señor, nunca más. Ahora que me han dicho la verdad, que me han abierto los ojos, que me han presentado en vivo y en directo, la nada se hizo presente.

Mi compadre, el don de la esquina fue el disgnado a desasnarme. Me llevó pa'l fondo de su galpón sin permitirme chistar y me dijo casi en un susurro: "aquí te presento a la nada". Me metió en un cuarto resignado de la luz natural y me advirtió que esta nada era muy tímida. Por eso mismo que rapidito rapidito apenas pude entrar que ya me estaba apagando toditas las luces.

"Hola?" acerté a pronunciar saliendo de mi mutismo indecoroso.
"Hola" me contestó la nada con mi voz.
"Está usté ahi, nada?".
Un "sí" seco, tajante y muy lejano me pareció escuchar; aunque pudo haberse solapado cuando el señor eco trataba de acompañarme.

Con eso me bastaba. Me sentí feliz. Ya no iba a sentirme acribillado cuando me dieran un "nada" por respuesta. Ya caía yo en el mundo de las personas que saben que la nada es, en realidad, algo.

Me fui sonriente del cuarto, como si el secreto mejor guardado del impenetrable chaqueño se me hubiera sido revelado a mí exclusivamente. Le dije adiós al compadrito, que me miró como quien mira hambriento el fondo de un plato de locro.

Me le crucé justo al don Marcelo, y empotricado como estaba le pregunté sin rodeos como estaba, que qué había pasado de interesante.

"nada" me contestó con tiesas arrugas y semblante ingenuo.

"nada," le repetí yo con sonrisita cómplice, "nada".
Se me desbordaba el alma de alegría. "nada" volví a repetir ya para mis adentros.